Una organización estudiantil, un movimiento estudiantil, se encuentra siempre en un punto importante que justifica con creces la lucha que realiza, éste es precisamente su calidad de estudiantil. Aclaremos que hay grandes diferencias entre una organización estudiantil y una organización porril. Aunque ambas aglutinan estudiantes de alguna institución educativa determinada, los medios, las formas, las causas, las acciones, las actitudes y, más importante, la ideología difieren mucho. Al parecer su génesis ha determinado el rumbo de cada una de ellas. Pero ¿Qué fue primero, el movimiento estudiantil o el movimiento porril? La respuesta es muy sencilla: primero fue el movimiento estudiantil. El movimiento porril se creó para atacar al movimiento estudiantil que ya había surgido, y ¿Quién lo creó? Respuesta más obvia no puede existir: la autoridad que siente la amenaza del movimiento estudiantil (rectores, directores y hasta el presidente). Por ello los porros son grupos de choque.
Ahora, ya sabemos el por qué de la existencia de grupos porriles o grupos de choque, pero ¿Por qué surge el movimiento estudiantil? ¿Acaso surge para ser atacado por los porros? ¿A él también lo creó alguna autoridad? Son muchas las razones por las que surge un movimiento, pero podemos determinar una regla general a riesgo de caer en el error. Es evidente que las protestas sociales no surgen de la nada, tiene que haber alguna razón. El movimiento de independencia en México se dio porque ya no se aguantaba el yugo de la corona española y no hubiera sido posible sin la participación de los cientos de macehuales[1] que murieron por lograrlo (aunque, lamentablemente, hoy en día de independientes no tenemos nada). La revolución estalló cuando ya no se soportaba la dictadura de Porfirio Díaz, aunado a las condiciones precarias de existencia de los estratos bajos de la sociedad, de igual manera fueron los macehuales los que hicieron posible la lucha por condiciones de vida dignas. Sin embargo vemos que un movimiento estudiantil no tiene tanta trascendencia como la han tenido estas dos luchas… ¿O acaso la tiene? ¿Qué hay del movimiento estudiantil de 68? ¿Por qué se mereció la brutal represión aquel 2 de octubre? El movimiento estudiantil estaba logrando despertar a la población, ya no se quedó simplemente en la universidad ni en el poli, ya contaba con el apoyo de la sociedad civil. El movimiento del 68 había cobrado fuerza y eso hizo temblar a Díaz Ordaz. Durante esos meses de lucha estudiantil el ejecutivo atacó constantemente a los estudiantes mediante el ejército, trató de infiltrar espías, encarceló a los dirigentes en Lecumberrí, difundió en los medios de comunicación miles de mentiras para ensuciar al movimiento (que no resultó porque a cada mentira, los estudiantes desmentían por medio de propaganda a la población). Díaz Ordaz frustrado por no poder acabar con el movimiento, por no poder hacerlo claudicar, optó por la vía más estúpida, irracional e inhumana.
El 2 de octubre se repitió 3 años después, el 10 de junio de 1971. Indudablemente son heridas muy grandes en la memoria de nuestro pueblo, y son, a la vez, esas cosas que no debemos olvidar porque representan el ataque a la libertad, representan la injusticia, la hipocresía, nos muestra lo que hace el Estado burgués, etc. No debemos de olvidarlas porque son cosas que se repiten en la historia. Si aprendemos de la historia entonces entendemos nuestro presente y podemos volvernos actores, porque no se trata simplemente de entender nuestra realidad, sino de cambiar lo que está mal.
Volviendo a la pregunta del segundo párrafo, podemos decir que un movimiento –estudiantil o no- surge a raíz de un problema que afecta a un grupo de personas que se identifican entre sí por sus parecidos dentro de la sociedad en la que se encuentran. Tomemos como ejemplo la lucha de Atenco: Vicente Fox quería construir un aeropuerto en dicho lugar, el problema era que dejaría sin tierras a campesinos, por ello, los que se identificaban entre sí por ser campesinos que saldrían afectados se unieron y lucharon. Fox tuvo que retractarse. Sin embargo, al concluir su sexenio perpetró un crimen atroz. Este retrasado mental que teníamos como presidente mandó federales a entrar violentamente a Atenco violando mujeres, golpeando a las personas, robado y destruyendo todo a su paso. Otra herida más para nuestra historia de la que, insisto, tenemos que aprender.
Dicho esto pasemos a lo nuestro, el Colegio de Bachilleres. Es fácil explicar el surgimiento del movimiento estudiantil, digo, todos lo saben. Entra una reforma (que se impone, pues nunca se nos dio información sobre el cambio que se daría), que afecta terriblemente a las generaciones que la llevarán. Todos nos identificamos por ser estudiantes, entonces sería lógico pensar que todos deberíamos unirnos y luchar contra ella, pero ¿eso pasó? ¡NEL! Unos pocos decidimos luchar, pero ¿los demás? Todo parece indicar que aprendieron de la historia, pero aprendieron mal. En vez de aprender a no olvidar y seguir luchando cada día por hacer de nuestro entorno un lugar más vivible, aprendieron a tener miedo, aprendieron a huir, aprendieron a olvidar, aprendieron a agachar la cabeza, a no ver la injustica o no se si aprendieron a hacerse indiferentes a ella.
La injusticia… la injusticia es la única señora que lleva el control de este país, es la única que ha podido gobernarlo. Algunos locos disidentes que luchan contra ella no han podido del todo, por lo mismo de que son pocos. Mientras tanto, los demás siguen lavándole los pies a esa señora. A mi me causa tristeza, enojo, coraje, asco, cada vez que la veo paseándose por las calles de este país al que llaman México, cada vez que entra a las aulas de nuestro bachilleres, cada vez que se sienta en la silla presidencial, cada vez que entra en la cámara de diputados, cada vez que entra en las casa de las familias pobres, cada vez que le da la mano y sonríe a los empresarios, cada vez que se pasea por el campo en Atenco, o en las montañas zapatistas (Acteal por ejemplo), o en san Juan Copala… cada vez que se pone casco, botas, chaleco azul, macana y escudo, o más aún, cuando se pone un traje verde olivo a manera de camuflaje y maneja armas o hasta un tanque.
Aun no entiendo como es que la historia a unos enseña a llorar para después levantarse y luchar, y a otros simplemente a llorar y seguir tirados.
[1] Término de origen náhuatl empleado para referirse a la clase baja de la sociedad integrada por trabajadores, campesinos, esclavos, gente pobre, etc.
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